En noviembre de 2018, los socios del proyecto COASTAL en la Región de Murcia, el CEBAS-CSIC, FECOAM y la CARM (Dirección General del Medio Natural y Dirección General de Medio Ambiente y Mar Menor), organizaron varios talleres sectoriales (sector medioambiental, turístico, agrícola, pesquero, salinero, poblaciones locales y administraciones públicas) sobre el desarrollo sostenible del Mar Menor y el Campo de Cartagena.
Durante los talleres se identificaron los problemas principales por sector, así como un gran número de oportunidades y soluciones para fomentar sinergias rurales-costeras y un desarrollo sostenible del Mar Menor y el Campo de Cartagena.
En relación al sector agrícola se identificaron algunos problemas como la contaminación por plásticos de invernadero en el Campo de Cartagena, así como la pérdida de suelo fértil y nutrientes por lixiviación al acuífero y por escorrentía superficial junto con los sedimentos, sobre todo durante eventos intensos de lluvia. Otro de los principales problemas se corresponde al descenso de producción de las cosechas debido al uso de aguas subterráneas con alto contenido en sal, generando a su vez un problema subsecuente de contaminación de cauces y acuíferos por vertido de salmueras y un encarecimiento de la producción.
Algunas de las principales propuestas de mejora estuvieron relacionadas con modernizar la gestión de las salmueras mediante salmueroductos y la aplicación de nuevas técnicas de desnitrificación, la mejora de las prácticas agrícolas mediante la diversificación de cultivos y la optimización del riego, evitar cultivos en las zonas más cercanas a la laguna, así como el fomento del agroturismo y del consumo de productos agrícolas locales, el uso de residuos agrícolas como fertilizantes naturales mediante técnicas de compostaje, el control de la erosión de los suelos cultivados a través de buenas prácticas agrícolas, etc.
Durante los talleres se hizo hincapié en que se está dando cada vez más una desventaja competitiva en la venta de productos agrícolas en relación a los que se producen en países con menor renta per cápita. En este sentido, se propuso apostar por la producción de productos con mayor valor añadido para evitar este tipo de competencia e incrementar la rentabilidad de los cultivos, pudiendo así reducir la superficie cultivada y reducir el número de cosechas anuales para minimizar el impacto ambiental e incrementar el beneficio económico.
Una de las propuestas más repetidas en varios talleres fue la de crear una marca de productos de producción sostenible del Campo de Cartagena y promover su consumo tanto a nivel regional, nacional como europeo. Los participantes mencionaron otras ideas innovadoras como la combinación de plantas de acuicultura con cultivos agrícolas para reusar los efluentes de la acuicultura para fertirrigación.
También se recomendó la plantación de setos y arbolado, que puedan actuar como barrera al transporte de nutrientes y sedimentos alrededor del Mar Menor, de los cultivos, así como a lo largo de la red de carreteras del Campo de Cartagena, para ayudar también a la prevención de avenidas en los núcleos urbanos.
Los participantes de los talleres pusieron de manifiesto la importancia de internalizar los costes ambientales de la producción agrícola por parte de las empresas con el fin de incentivar un mayor ahorro en el uso de fertilizantes y ayudar a financiar así la investigación en mejora de cultivos y reutilización del agua.
También se consideró importante promover más campañas de capacitación, concienciación y buenas prácticas agrícolas, desde las administraciones y los organismos de investigación, para fomentar las mejores técnicas entre el sector, así como dar a conocer las buenas prácticas existentes al público en general.
En relación a la ganadería, la principal propuesta de mejora en la gestión de los purines fue la construcción de un purinoducto para conducir los residuos a una planta de tratamiento que incluya la generación de biogás, evitando así contaminación y generando un beneficio económico.
Algunos de los problemas identificados en otros sectores fueron la falta de una gestión integrada del territorio, la falta de coordinación entre las administraciones públicas locales, regionales y estatales, así como la degradación ambiental de la laguna y sus humedales asociados debido tanto a la eutrofización como a la contaminación por metales pesados de la Sierra Minera.
También se hizo hincapié en la necesidad de atajar la alta estacionalidad del turismo y de dinamizar las poblaciones costeras de la ribera interna del Mar Menor y restaurar los elementos más significativos del patrimonio cultural, tales como los antiguos balnearios, las salinas de Marchamalo y los molinos de viento del Campo de Cartagena.
Algunas de las soluciones propuestas pasaban por crear un organismo único de gestión del Mar Menor y el Campo de Cartagena, el mayor control ambiental de las prácticas de manejo agrícola por parte de las administraciones, el fomento de actividades de educación ambiental, la promoción de una estrategia regional de reducción del uso de fertilizantes y la promoción de actividades internacionales deportivas.
Se puso de manifiesto que el Mar Menor y el Campo de Cartagena deben unir fuerzas y fomentar un turismo y una agricultura más sostenibles si queremos mejorar los valores ecológicos, sociales y económicos de la zona, y por ende de la Región de Murcia. Este giro solo será posible promoviendo la colaboración entre todos los sectores.
El proyecto COASTAL comienza ahora una etapa de análisis de los resultados de los talleres para evaluar entre todos, mediante técnicas de modelización y talleres multi-sectoriales, las propuestas de negocio y de gestión del territorio que más beneficien a la sociedad y al medio ambiente a la par que fomenten el desarrollo económico sostenible.
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