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Promoviendo iniciativas costero-rurales sostenibles en el Mar Menor y Campo de Cartagena

Entrevista a Celia Martínez Hidalgo: Los usos del suelo en los nuevos Planes Urbanísticos definirán el destino del Mar Menor

La Dra. Celia Martínez es arquitecta en la Gerencia de Murcia de Tragsatec dentro de la Oficina Técnica del Mar Menor. Además, es investigadora en la unidad de Urbanismo de la Universidad de Granada. En esta entrevista la Dra. Martínez Hidalgo nos ayuda a comprender como el planeamiento urbanístico y la ordenación territorial juegan un papel fundamental en el desarrollo sostenible del territorio. 

¿A nivel de ordenamiento, que zonas podemos diferenciar en el Campo de Cartagena?

La cuenca vertiente es una unidad, un territorio en forma de concha que dirige sus flujos de agua hacia la laguna del Mar Menor. Sin embargo, pueden diferenciarse tres tramos y tres ámbitos en la cuenca en función de las problemáticas ambientales.

Desde la orilla del Mar Menor hacia los montes, se definen tres tramos:

  • El bajo correspondería a la franja comprendida entre las carreteras AP-7 y RM-12 y el mar, ocupada por los pueblos ribereños, los desarrollos turísticos de sol-playa y los humedales litorales
  • El medio se caracteriza por el desarrollo intensivo del regadío a partir de la llegada del agua por el trasvase Tajo-Segura
  • El medio-alto contiene zonas tradicionalmente de secano que han sufrido fuertes transformaciones por las roturaciones agrícolas de regadío y fundamentalmente por el desarrollo de grandes urbanizaciones turísticas vinculadas al golf. La crisis de 2008 supuso un freno para los proyectos urbanísticos en dicha zona, pero su calificación como «zonas urbanizables» no ha cambiado

Además, de Norte a Sur se pueden diferenciar, simplificando y de manera general, tres ámbitos:

  • Las ramblas costeras, donde la erosión y los riesgos de inundaciones son los más significativos
  • El Albujón y sus tributarías, donde la contaminación derivada de la ganadería y de la agricultura es más intensa
  • Las ramblas mineras, con una contaminación por metales pesados.

Figura 1: Estructura territorial y caracterización de la cuenca vertiente por ámbitos y tramos. Fuente: Oficina técnica del Mar Menor

¿Qué importancia tiene preservar las zonas naturales y seminaturales en las zonas altas de la Cuenca?

Unas de las principales causas del elevado riesgo de inundación son la urbanización no ordenada del territorio, la fuerte trasformación del terreno, la impermeabilización del suelo y la ocupación de cauces, que aumenta los riesgos sobre la población. 

Debido a que en el tramo alto las pendientes son más elevadas, esta zona se erosiona con mucha más facilidad. Actualmente, en las zonas no edificadas la vegetación actúa como un freno de la erosión y el transporte de agua, reteniendo los suelos y evitando la llegada de masas de agua aún mayores cuando tienen lugar fenómenos meteorológicos adversos. Por ello, la transformación de estas zonas en urbanas aumentaría enormemente la escorrentía y la erosión, todo ello ocasionando problemas en los pueblos costeros y en el Mar Menor, debido a mayores volúmenes de agua y a una mayor movilización de los contaminantes existentes en el suelo.

Por ello deberían conservarse y ampliarse los suelos forestales o con vocación de serlo, como medidas para el control de las inundaciones, junto a la implantación de Soluciones Basadas en la Naturaleza que conviertan la cuenca medio-alta en una gran “esponja” de, al menos, el 66% de la superficie de la CVMM, capaz de acumular agua.

Figura 2: Usos del suelo y riesgos existentes y potenciales en la Cuenca Vertiente del Mar Menor. Fuente: Oficina Técnica del Mar Menor

¿Qué sectores juegan un papel fundamental en estas nuevas zonas de desarrollo urbanístico?

En muchos casos, el número disponible de viviendas en el parque total de los municipios responde correctamente a las necesidades poblacionales. Sin embargo, se están construyendo viviendas, algunas de ellas asociadas a Resorts de Golf u otro tipo de urbanizaciones turísticas cerradas, que no tienen un propósito social sino puramente de inversión, y las cuales utilizan una enorme superficie por los requerimientos de su modelo urbanístico, basado en la baja densidad (menos de 10 viviendas por ha). Existe consenso en el urbanismo sobre que la ciudad compacta es el modelo sostenible en el entorno Mediterráneo, tanto a nivel ambiental, como social y económico.

La primera pregunta que habría que responder es qué necesidades de viviendas tiene la población, destinadas a ser habitadas y no como negocio inmobiliario, y en caso de necesitar ampliar el parque de viviendas, apostar por densidades medias entorno a las 100 viviendas por ha, ya que estas densidades favorecen la sociabilidad, el transporte público eficiente, la accesibilidad a diferentes servicios públicos y/o la reutilización de infraestructuras ya existentes (como redes de saneamiento, movilidad o recogida de residuos). 

Por otro lado, se está hablado mucho de la proliferación de los grandes parques fotovoltaicos dentro de la Cuenca Vertiente del Mar Menor. Entre superficies ya existentes y previstas, según nuestros datos se alcanzarían en el futuro las 6634 ha, frente a las ~50.000 ha de ocupación del regadío. Aunque las plantas fotovoltaicas suponen una fuente renovable de energía que tiene su beneficio en términos ecológicos, a nivel de uso del suelo grandes extensiones de placas solares, no integradas con Soluciones Basadas en la Naturaleza, podrían ejercer un efecto muy nocivo sobre la salud de los suelos, aumentando la erosión y desviando los cursos de agua naturales, y sobre la calidad del paisaje. 

¿Qué soluciones se pueden plantear para mejorar la situación actual?

El Campo de Cartagena – Mar Menor ha sido y es un territorio de sacrificio, en el cual se producen una serie de bienes (alimentos, mineral, electricidad) que son en su mayoría exportados fuera de la Región. La mejora de la situación actual pasa por una serie de medidas multi-sectoriales para no superar los límites que tiene el territorio.

El principal mecanismo del que disponemos, para poner orden y asegurar el bien común, es la ordenación del territorio, la buena ordenación del territorio

Nos encontramos en un momento crucial, se está redactando el plan de ordenación del territorio. Además, los municipios de la cuenca vertiente cuentan con unos instrumentos de planeamiento municipal que en el mejor de los casos van a cumplir 15 años cuando no 50. Estos instrumentos de ordenación son vitales para asegurar un correcto desarrollo, ya que sobre ellos recae la responsabilidad de dar forma al espacio que habitamos y que determinan las cargas de usos, es decir, definen el cómo y el cuánto. Ya no estamos ni en los 80, ni en la primera década del 2000, la fase desarrollista, la fe ciega en que la oferta de suelo e infraestructuras era el único camino, ya ha pasado. El territorio es una cristalización, un reflejo de las sociedades que lo habitan, y la sociedad – burbuja inmobiliaria de por medio- ha cambiado. 

La renovación de los planes generales de los municipios, deberán adecuarse a la normativa vigente y desarrollar en el ámbito municipal la idea territorial que dibuje el Plan de Ordenación Territorial.

Algunas ideas o estrategias para esa ordenación territorial pasarían por:

  1. Asegurar el cumplimiento de la normativa vigente, eliminando y no regularizando las ilegalidades.
  2. Poner límites a las actividades, apoyándose en el conocimiento y en la salvaguarda de los recursos disponibles y no en su consumo. No todo es compatible y los recursos son limitados
  3. Apostar por las 5R para el Mar Menor:
    • Renaturalizar la cuenca
    • Reducir la carga contaminante
    • Recuperar la red de drenaje
    • Retener las escorrentías
    • Renovar los tejidos urbanos y las infraestructuras.

Solo tomando iniciativas desde un punto de vista multisectorial será posible alcanzar los objetivos que permitan la mejora del estado ambiental del Mar Menor, entendiendo que éste está formado por su cuenca vertiente, los acuíferos y la laguna. El buen estado del agua subterránea y superficial, el aumento de la biodiversidad, y la salud del suelo son necesarias para mantener la calidad de vida en el territorio a medio y largo plazo. 

Desde el equipo del CEBAS-CSIC estamos introduciendo la importancia de la gestión y planificación de los usos del suelo en nuestro Modelo de Soporte a la Toma de Decisiones. Los avances realizados permitirán que el modelo esté sustentado en unas limitaciones espaciales concretas, y por ello se habrán de aplicar decisiones en cuanto a la superficie destinada a cada fin, permitiendo evaluar el impacto tanto en la Salud del Mar Menor como en términos socioeconómicos.


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